No quiero ser el que espera sentado
esperando que la vida le mande algo
un poco entrete o menos fome
Ni el que se queja porque no llega
cuando las cosas buenas pasan fuera de la pieza
No quiero ser el que se fuma los problemas
mirando por la ventana, escondiendo el humo
disfrutando el sabor de la nicotina para olvidar el tuyo
Ni el que se lava los dientes con remordimiento
porque el cigarro y tú saben a nostalgia.
No quiero ser el que pone la vara, ni el que no la alcanza
El que sin tener sueños no cumplió ninguno
Ese que a estas alturas de la vida ya debía ser alguien
Ni el que ha logrado un poco de cosas, pero no muchas
y aunque le molesta, puede vivir con eso.
No quiero ser el que se escuda en la fluoxetina
porque le diste le diste a otro el privilegio de quererte
y así no se siente ni mal, ni bien, pero no importa
Ni el que se sigue escudando al final día, en que quizás podrá ser
pero aunque sabe que es mentira, puede conciliar el sueño
No quiero ser el te cuida, el que te espera, el que se preocupa
porque de verdad le importas, y de verdad te quiere
no quiero ser el que vive en la mentira, porque la verdad le duele
Ni tu plan B, ni de respaldo, ni el por si acaso, o el más adelante
no quiero ser el que te mime sin poder tocarte.
No quiero ser yo en este momento, tampoco lo quería ayer
y aunque sé que lo haré, no lo querré ser mañana
no quiero ser el perro viejo que no aprende trucos ni pierde mañas
Ni el obsesivo melancólico que se apresura a sacar conclusiones
ni el que tiene un montón de canciones para dedicarte, pero no corresponde.
Pero en fin, qué le vamos a ser
si algún día llego a ser esa persona
te pido perdón ahora, y me iré
intentaré ser alguien diferente
hasta que se me pase el efecto del prozac
después no, obviamente.