Y una vez le pregunté, "¿qué somos?"
amigos que se gustan, dijo, y sonrió, supongo.
y sonreí, sin abrazarla.
y todo se acabó, de repente,
cuando me escuchó cantar esa canción que decía;
"no se daña a quien se quiere".
Pero le entró por un oido,
y le salió por el otro.
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