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martes, 11 de agosto de 2015

te cambio cualquier día
por un plato de lentejas
y sin extrañarte, te pienso
como algo que no debió haber sido.

Y aunque hubo amor, y hubo locura
cumplir la mitad de un sueño no vale la pesadilla
vivir el infortunio no vale esta aventura
y no rinde cambiar media caja por veinte colillas.

En fin, qué le vamos a hacer
si lo que pasó ya fue.

Ahora estoy acá, esperando que se decida a llegar.
Esa que a diferencia sí vale el recuerdo.
Y como tengo que esperar, puta, bueno, yo espero.
Y me tiro la ceniza en el bolsillo
porque no tengo cenicero.

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