No era un viajero del tiempo
ni un soñador perdido en el viento
era un hombre con un corazón destrozado
era un hombre que vivía en el pasado.
Le dolía la cabeza constante, muy seguido
pensando en lo que fue y lo que pudo haber sido
a veces pensaba que se estaba volviendo demente
cuando no soportaba mirar el presente.
No era un lunático, ni un desquiciado, ni un loco
temía no tener nada después de haber tenido poco
encontraba muy poco seguro
pararse y atreverse mirar al futuro.
Pobre hombre perdido en un ciclo
de autocompasión y miedo al compromiso
queriendo que vuelvan cosas que no van a volver
porque nunca se fueron porque nunca pudieron ser.
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