Y te deja ese sabor amargo de lo dulce del pasado
Pero que sin dudarlo te limpias con elegancia
Y disfrutas disimuladamente la fragancia.
No dudo que soy un libro que está lleno de polvo
Pero una vez al año cuando ordenas tu librero
Lo miras y sonries y le limpias la portada
Y entiendes cómo te gustaba tanto y sigues como si nada.
No dudo que cuando dijiste "sí, acepto", sentiste mis manos recorriendo tu cintura
Y mi aliento en tu cuello y tus ojos en los míos
Y te acordaste de todo menos de mi cara.
Y ahora te deseo lo mejor en el mundo
Aunque tú y yo hayamos durado un segundo
Sabemos que te casas porque siempre lo quisiste
Sabemos que me dejaste algo tuyo cuando te fuiste.
Pero usted señorita, como ya aprendió a ser infiel.
A mí, de repente, me da pena por él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario