Hay cierto confort
Hay cierto consuelo
En saber que un día
Recogerás del suelo
Un libro de poemas
Que tiene mi dedicatoria
Y surgirán memorias
De cuando éramos niños
Jugando a ser adultos
Y entenderás entonces
Qué tan grande fue el insulto
De irte sin despedirte.
Y él mismo libro que aparecerá
Cuando empaques tus cosas, si es que no lo haz hecho,
Para mudarte a la casa de tus sueños
Con el hombre de tus sueños
Y te sentirás vacía, e infiel de nuevo
Porque le diste tu corazón
Pero no puedes dar algo de lo que yo soy dueño.
Ese libro tiene nombre y apellido
Y carga con el peso de lo que fue
Y lo que pudo haber sido.
E inevitablemente pensarás en mí y de que he hecho con mi vida.
¿Te amaré todavía?
Y fingiras, como siempre, fingirás demencia
Porque nunca supiste cómo pedir clemencia.
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