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miércoles, 15 de julio de 2015

De verdad le prometo a mis pulmones
que es el último cigarro de la noche
pero qué tanto puedo hacer
si el sabor como que anestesia
a la angustia injustificada
que tengo cada tres días.
Porque igual, como que el corazón no entiende
que uno elige quererla
ni extrañarla.

De verdad le prometo a mis amigos
que me están esperando hace media hora
(ya debería haber salido, me fui hace caleta)
que es el último de cigarro de la noche
con una sonrisa torcida
y esta tristeza de mierda.

Injustificado es la palabra, en este momento
todo está injustificado.
Pero en fin, como decía ese poema

No se goza bien de lo gozado
si no después de haberlo padecido
Porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive, de lo que tiene sepultado.

Oye, perdón
si a veces
te digo cosas
que no tengo que decirte.

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