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martes, 7 de mayo de 2013

Clásico.



Érase una vez en un reino lejano
Una princesa que no tenía manos
Hace mucho tiempo érase una vez
Un príncipe azul que no tenía pies.
En fin, no es un cuento interesante
Deberían dejar de leerlo en este mismo instante
Esta historia no es bonita, ni romántica, ni fiel
-No, en serio, deténganse, es pésimo-
Al final ella, no se queda con él.
Porque aunque la princesa no tenía manos.
Seamos realistas, él no tenía pies.

miércoles, 1 de mayo de 2013

A mi abuela:

Me parte el corazón decirle que no estaré en su cielo
Que la vida eterna la viviremos bajo distintos dioses
el de ella, el que ambos conocemos y sólo ella escucha
y el mío, el que descansa al lado de otros libros.

Me parte el corazón decirle que no estaré con ella
y jamás nos veremos nuevamente
Que no creo en lo que ella cree
Que jamás amaría algo ciegamente.

Me parte el corazón decirle que no estaré en su cielo
y que en sus visitas al infierno tampoco me verá
podrá buscarme en el paraíso todo lo que quiera
podrá gritar mi nombre en la eternidad.

Me parte el corazón decirle que nos despediremos
y ese punto que ella cree seguido será uno final
Que no habrán trompetas ni ángeles glorioso
por lo menos para mí, ella sabe que no habrán.

Me parte el corazón decirle que no estaré en su cielo
Ojalá que sin mí igual lo encuentre el paraíso.

En un reino lejano.

Érase un día de marzo.
Érase un computador prendido.
Érase una ventana abierta.
Érase un cigarro roto
Érase una vez un corazón encendido.
Érase una vez un niño solo
Érase una vez una niña acompañada
Érase una vez un corazón roto
un cigarro encendido
una ventana abierto
un computador prendido
un día de mayo
y un whisky medio vacío.